miércoles, 13 de mayo de 2020

Lechuga, la princesa de nuestras ensaladas

La lechuga es una de las hortalizas más conocidas y utilizadas. Es una planta anual de grandes hojas que a veces se condensan en el centro formando cogollos compactos muy apreciados. Su origen es incierto pero sabemos que ya figuraba en el famoso Tratado de
Lechugas varias
Foto: Pixabay
Carlomagno, de donde se deduce que fueron los romanos y/o griegos quienes la introdujeron en Europa. La llamo "la princesa de las ensaladas" porque el puesto de Rey ya está ocupado por nuestro archifamoso aceite de oliva o AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra), la Reina es la cebolla y el Príncipe es el tomate. Esta familia real está omnipresente sobre todo en nuestras ensaladas más clásicas y emblemáticas (tomate, cebolla, lechuga, pepino, sal, AOVE y vinagre).


Hay montones de variedades con diferentes formas, tamaños, colores y texturas. Su longitud varía de los 15-20 cm de las más aplastadas hasta los 30-50 cm de las de hoja larga como la Romana o la Oreja de Mula. Hay quién considera lechugas a la rúcula, canónigos, berros, lechuga tat-soi.... que son plantas con pequeñas hojas a las que yo clasifico en el apartado de Hierbas culinarias. Las distintas variedades se cultivan durante todo el año.
Lechuga romana cogollo
Foto: Pixabay
A pesar de ser una de las hortalizas más utilizadas en España la lechuga tiene un escaso valor nutritivo. Es muy pobre en vitaminas, salvo la C. En minerales destacan ligeramente el potasio, fósforo y calcio pero con proporciones bajas. El secreto de su éxito está en que es muy baja en calorías, da vida y volumen a la ensalada y está muy indicada en las dietas sanas o de adelgazamiento ya que sacia pero no engorda. 
Las que más se conocen y se consumen en nuestro país son:


Lechugas romanas
Foto: Regmurcia.com
Romana. También conocida como lechuga española, romanita u orejona, es quizás la más consumida en España. Sus hojas son grandes y alargadas, con un nervio central muy grueso y no presentan rugosidades. Tal vez sea la más nutritiva y crujiente de todas. Es una lechuga que se recolecta durante el verano y aguanta muy bien las temperaturas. Para su acogollamiento (forma arrepollada) se las solía atar con aneas cerca del extremo de sus hojas. Su sabor es ligeramente amargo y es de las más solicitadas para las ensaladas César. En la Pascua Judía su consumo simboliza la amargura que sufrieron los judíos cuando eran esclavos de los antiguos egipcios. A veces se comercializan ya limpias, sin las hojas externas y en bolsas de una o dos piezas.


Lechuga oreja de mula
Foto: Pixabay
Oreja de mula. Aunque a decir de muchos es otro de los nombres de la lechuga romana a mi entender son bastante diferentes. Esta lechuga es más estilizada, sus hojas son más estrechas, ligeramente rizadas y el nervio central es mucho menos pronunciado. En la actualidad apenas se las ve en el mercado quizás porque se conservan peor que sus hermanas.


Lechuga beluga
Foto: Pixabay
Beluga. Esta variedad de lechuga se cultiva en tanques hidropónicos, es muy arrepollada y bastante insípida. Sus hojas son grandes, anchas y de una textura suave y crujiente. A pesar de su poco sabor es muy cultivada como alternativa en lugares donde las tierras son de mala calidad y bastante infértiles.

Lechugas iceberg
Foto: Foter
Iceberg. Esta lechuga parece un repollo, totalmente redonda y compacta. Sus hojas son suaves y poco crujientes. Recibe su curioso nombre por su resistencia al frío. Generalmente se comercializa envuelta en celofán porque sus hojas son bastante delicadas. A pesar de su escaso sabor es la preferida por la restauración por varias razones: combina muy bien con todo tipo de ensaladas y guarniciones, se aprovecha desde la primera hoja y no tiene desperdicio, se puede cortar en bloque sin necesidad de separar las hojas, lo que hace ganar tiempo.
Lechuga trocadero
Foto: Frutas Eloy

Trocadero. También conocida como lechuga francesa. Sus hojas son muy anchas, lisas, de un color verde muy intenso, muy finas, suaves y ligeramente dulzonas. Tienen un sabor más pronunciado que la romana y la iceberg. Se recolectan durante toda la primavera. Como casi todas las lechugas no deben sufrir procesos de congelación ni desecación y es conveniente consumirlas lo más frescas posible para disfrutar de su crujiente sabor.

Lechuga batavia
Foto: Pixabay

Batavia. Esta lechuga es muy parecida a la de trocadero, su color es de un verde brillante más claro. Tiene un cogollo voluminoso pero sus hojas son sueltas, onduladas, rizadas, suaves, mantecosas y crujientes. Tiene a su vez diversas variedades, algunas de las cuales se adornan con unas tonalidades rojizas en el extremo de las hojas.
Lechuga Hoja de roble
Foto: Fco.Salado

Hoja de roble. Es una variedad fácil de reconocer: no es acogollada, sus hojas son sueltas, lisas y simultanean los colores verde, morado y rojizo. De textura suave pero poco crujiente aporta a las ensaladas un sabor ligeramente dulzón y un bonito colorido.
Lollo Rosso
Foto: Fco.Salado

Lollo Rosso. Es oriunda de Italia, parecida a la hoja de roble por su color morado y rojizo pero sus hojas son muy rizadas, de textura suave y al contrario que la anterior es un poco amarga. Tampoco es una lechuga acogollada y aporta a las ensaladas un punto exótico y un precioso toque de color.


Cogollos variedad Tudela
Foto: Wikipedia-Tamorlan
Tudela cogollos. Parecen como una lechuga romana comprimida, de 10 a 15 cm de altura, totalmente compactos. Sus hojas son fuertes, gruesas, tiernas y muy rugosas destacando, como en las romanas, un nervio central muy pronunciado. El color de las hojas va cambiando del verde de las exteriores al
Cogollos de Tudela
Foto: Huverfruit.es
amarillento de las internas. Su sabor es ligeramente amargo y mucho más fuerte que el del resto de las lechugas. Se llaman así porque se cultivan 
principalmente en la zona de Tudela (Navarra) y la ribera del Ebro. Se consumen en ensalada pero se suelen servir solas, sin más hortalizas, partidas longitudinalmente a la mitad o en cuatro trozos y cubiertas con algún pescado en conserva como anchoas, boquerones en vinagre, atún, melva o ventresca y aderezadas con vinagretas. 

Escarola. Esta lechuga para unos, variedad de achicoria para otros ya la vimos nosotros en esta entrada de las achicorias.
Lechuga florecida
Foto Wikipedia-Salix

COMPOSICIÓN NUTRICIONAL POR CADA 100 G DE LECHUGA COMESTIBLE
Calorías
16 Kcal
Agua
95,2 g
Carbohidratos
1,4
Fibra
1,5 g
Proteínas
1,125 g
Grasa
0,6
Potasio
220 mg
Fósforo
28 mg
Magnesio
8,7 mg
Calcio
34,7 mg
Sodio
3 mg
Hierro
1 mg
Zinc
0,23 mg
Vitamina C (Ácido ascórbico)
12,2 mg
Vitamina B6 (Piridoxina)
0,06 mg
Vitamina B3 (Niacina)
0,6 mg
Vitamina A (Retinol)
8 mcg
Vitamina E (Tocoferol)
0,51 mg

Datos obtenidos de BEDCA (Base Española de Datos de Composición de Alimentos).

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